sábado, 24 de diciembre de 2011

VER, JUZGAR Y ACTUAR PARA SER NAVIDAD



Por estos días la gente va y viene, de un lugar a otro y de un estado de ánimo a otro. Algunos se encuentran comprando mientras otros están cocinando. Las calles, plazas y centros comerciales están llenos de personas, de adornos y de muchas otras cosas. Las casas comienzan a poblarse de comensales y una que otra dieta, o juramento, será ignorado, pues la de hoy es una noche especial… La de hoy es una noche especial, o al menos eso dice la gente. Muchos intuyen que algo diferente está ocurriendo, pero pocos recuerdan el motivo original y originante, razón por la cual, algunos desde temprano ya se están aburriendo. Y es así, como año tras año “cuidamos la sana tradición”, o bien, nos perdemos en “superficiales costumbres” que generan adicción. Pero quién sabe, quizá sea la oportunidad precisa para preguntarnos, realmente, ¿qué está pasando? ¿Qué y a quién estamos celebrando?

Esta noche conmemoramos el cumplimiento de una promesa: el Dios en quien confiamos ha decidido estar con nosotros, entre nosotros, y algo sin igual, ha decidido estar en uno como nosotros… Hay una poesía quechua que dice “Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios, pero tú que estuviste siempre bien no sientes nada de tu creación, y el hombre si te sufre, el Dios es él”. Bueno, pues esta noche nos alegramos de que el Hijo de Dios haya sabido ser Dios y haya decidido ser el Hijo del Hombre, como él gustaba de llamarse a sí mismo y que con la fuerza del Espíritu Santo nos haya mostrado, con su persona y en su existencia, el Camino que en Verdad nos lleva a la Vida.

Buscando en internet encontré alguna página que decía: “No confundir Navidad con Natividad”. Y ahora entiendo porque algunas de nuestras navidades son tan vacías y superficiales… No hemos querido entender que festejar la Navidad consiste en asumir el compromiso de la Natividad. En realidad no importa si Jesús nació en invierno, en primavera o en otoño, pero lo que si importa es que con su nacimiento todas las posibilidades se nos han abierto, pues Jesucristo, el Hijo de Dios hecho Hijo del Hombre, nos ha enseñado que para el que tiene fe todo es posible. Es posible vivir como familia incluso con los que no son de nuestra sangre, es posible convivir con los que piensan diferente a nosotros, es posible levantarse una y otra vez no importando los problemas o preocupaciones que nos estén aquejando, es posible llamar a Dios Papito Nuestro, es posible amar y perdonar, a propios y extraños, hasta el extremo de dar la vida por ellos, es posible hacer en este mundo, tan frágil y cambiante, el Reino de Dios… Sí, es posible el Reino de Dios, pero sólo si tomamos el Camino que nos enseño este Niño envuelto en pañales: “lo que quieran que los demás hagan por ustedes, háganlo ustedes por los demás, es decir, ámense unos a otros como yo los he amado.”

Es por esto que, esta Noche de Paz yo no les deseo que Jesús nazca en sus corazones… les deseo mucho más. Deseo que además de nacer en sus corazones, para que puedan experimentar armonía, estabilidad y bienestar, también, y especialmente, nazca en sus pensamientos para que aprendan a tomar decisiones con los criterios que lo hacía Jesús; les deseo que nazca en sus voluntades para que tengan la valentía de hablar con quienes tengan que hablar y solucionar lo que tengan que solucionar; les deseo, además, que Jesucristo nazca en sus actitudes para que con su comprensión, cercanía y misericordia, quien les vea a ustedes, pueda decir como los pastores de Belén, los magos de Oriente y todos los que convivieron con Jesús: “Hoy… hoy nos ha nacido el Salvador”.

Queridos compañeros en el seguimiento de Jesucristo, con todas mis fuerzas y con todo cariño, yo les deseo en esta Noche y para todos los días de su vida: “Sean ustedes Navidad” para que nuestra convicción se refuerce a cada instante: “Dios esté con ustedes…”

Con un fraternal abrazo,

miércoles, 5 de enero de 2011

MANIFIESTO pOr La ALtErNaTiVa De ViDa...


“Una sociedad que domestica a sus rebeldes ha ganado su paz…
        pero ha perdido su futuro”
-Anthony de Mello s.j.-

Hay quienes piensan que SER CRISTIANO supone ser una persona resignada, conformista y conservadora. Desde esta concepción al cristiano le interesaría que las cosas sigan igual porque así han sido siempre y porque nada puede cambiar. ¡Acaso Dios así lo quiera y por eso lo permite!

Pensamientos y actitudes de este tipo son de lo más alejado a la identidad cristiana. Jesucristo afirmó que había sido enviado para dar Buenas Noticias a los pobres, para proclamar la liberación a los cautivos, para dar la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos (Lc 4, 18). Y no es posible lograr estas pretensiones sin subvertir los valores y prioridades ordinarias de la sociedad que ha dejado fuera del juego social a este tipo de gente por no estar a la altura de las circunstancias.

Lo más característico de Jesucristo, en su actividad itinerante como proclamador del Reino de Dios, consiste en haberse convertido en un tipo problemático para las autoridades judías. La causa, su predicación y sus señales ponían al descubierto las intenciones más profundas de cada persona. Para Jesús es más importante la persona, incluso por encima de las tres instituciones más sagradas de los judíos: la Ley, el Sábado y el Templo. Y por si esto fuera poco, no sólo pone el acento en la persona, sino en las personas menos valiosas, al grado de llegar a afirmar que “las prostitutas y los publicanos aventajan el camino del Reino de Dios”.

Es notorio que Jesucristo fue un subversivo, porque invirtió o transformó los valores que ya no daban vida. Jesucristo fue Alternativa de Vida que suscitaba motivos de Esperanza, hacía sentir que las cosas podían ser de otro modo, y de hecho, hacía que las cosas fueran como habían sido creadas desde el principio, para dar vida. Pero hay que dejar en claro que Jesucristo no fue un subversivo porque quisiera estar en contra de las autoridades, sino porque éstas habían olvidado que la voluntad de Dios consiste en que “todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, “que todos tengan vida en plenitud”. Debido a ello, cuando Jesús va conformando su comunidad, le insistirá hasta el cansancio que “es más importante dar que recibir” (Cfr. Mt 6,3), “que él mismo no ha venido a ser servido, sino a servir” (Mc 9,35) y que es necesario “hacer a los demás lo que queramos para nosotros” (Mt 7,12). Inclusive, y ésta es una de las mayores subversiones de Jesucristo, deja dicho que “hay que amar a los enemigos” (Lc 6,27)…


Por supuesto que todas estas cosas no fueron entendidas por los discípulos sino hasta después de la Pascua. Sólo la resurrección fue capaz de lograr la más radical subversión. La de la muerte a la vida. Después de la resurrección y gracias a la acción del Espíritu Santo, los discípulos también se convirtieron en unos subversivos y fueron capaces de generar una sociedad de contraste: SER ALTERNATIVA DE VIDA, PARA DAR MOTIVOS DE ESPERANZA. Causaban sorpresa, admiración y, en algunos casos, incluso miedo. ¡No vaya a ser contagiosa esa “enfermedad”!

Ser sociedad de contraste fue lo que le trajo tantos problemas a la primera comunidad cristiana. Gracias a ello fueron expulsados de la comunidad judía y debido a ello el Imperio Romano comenzó a cazarlos. No obstante, los primeros cristianos eran bien conscientes de la gran vocación, de la gran misión que Dios les había concedido de mostrar al mundo que LAS COSAS PUEDEN SER DE OTRO MODO, que las relaciones pueden ser MÁS EQUITATIVAS Y MÁS HUMANAS. 

Sin embargo, la inminente venida de Jesús no ocurría y había que organizar mejor a la comunidad con tal de que pudiera subsistir al devenir de la historia. Fue así como gradualmente se fue institucionalizando a la Iglesia. Conforme fue teniendo éxito la consolidación institucional que supo sobreponerse a persecuciones, luego a las relaciones con el Imperio y más adelante, a los conflictos internos de las herejías, se fue organizando un nuevo sacerdocio, un nuevo culto y hasta un nuevo templo. Aún así, el talante subversivo de la tradición cristiana era el hilo conductor.


Antes de continuar hay que aclarar que, al decir “Tradición”, lo que se quiere decir es: la conciencia colectiva de los acontecimientos vistos y vividos como revelación de parte de Dios, preservados por medio de la predicación oral del Kerigma (anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo) por parte de los Apóstoles y que, posteriormente, dieron pie a la redacción escrita que fue constituyendo al Nuevo Testamento. En pocas palabras, Tradición es la vida misma del pueblo en cuanto Pueblo de Dios.

Siglos han pasado, y aunque hay que reconocer que la Iglesia ha coqueteado con el poder, el Evangelio no ha perdido su fuerza contrastante. Por eso es de vital importancia reconocer que es la Sagrada Escritura la que tiene preeminencia sobre la Iglesia, aun cuando la Escritura se ha ido conformando y consolidando al interior de la Comunidad. Por eso para seguir manteniendo el talante subversivo de la tradición cristiana es necesario no disociar Escritura y Comunidad, es decir, Biblia e Iglesia.

Es posible que, en la actualidad, no toda la comunidad cristiana sea capaz de mostrar su ser “comunidad de contraste”, su ser “Alternativa de Vida”, pero, gracias a Dios, jamás ha carecido la Iglesia de personas cuya predicación y actuación hacen palpable que unas relaciones más equitativas y justas son posibles. El trabajo es de todos. Jesucristo, los Apóstoles y cristianos de todos los tiempos han hecho lo que podían. Y en varios casos, eso poco que podían resultó ser bastante. Ahora bien, ¿qué nos toca a cada cual para continuar con el talante subversivo de la tradición cristiana? ¿Cómo mostrar nuestra preferencia por la vida contra actitudes de muerte? ¿Qué hacer para volver a ser, como al inicio, sociedad de contraste en la que haya relaciones más equitativas y fraternas? ¿Cómo ser hoy Alternativa de Vida para dar Motivos de Esperanza?

  
Quizás haga falta renunciar a algunas prerrogativas que, con el paso del tiempo, se han venido ganando. Estatus social, estructura jerárquica, holgura económica, estamento jurídico. Es difícil seguir siendo sociedad de contraste cuando sentimos que ya hemos llegado al modelo que Jesús quería. No es necesario renunciar al aspecto institucional de la Iglesia, basta con tener bien presente que toda institución es provisional. Basta con recordar que la “Tradición” cristiana es más antigua que la institución eclesial medieval, y si bien es más antigua, también es más subversiva, más crítica.

Hay que tener en cuenta también que, para seguir manteniendo el talante subversivo de la Tradición cristiana, no necesitamos una revolución armada. La revolución armada es la lógica común y ordinaria que busca superar la violencia con más violencia. En el cristianismo las cosas no funcionan igual. La Tradición cristiana exige la subversión de la entrega. Dios, en Jesucristo, asume la violencia y la subvierte. A Dios se le conoce en la medida que se experimenta el perdón. Desde esta lógica se recupera la memoria de las víctimas y, por medio de la subversión de las historias, se busca vivir como víctimas no resentidas, lo que supone “escándalo para unos y locura para los otros”, pero no para quien vive en Jesucristo.


Un testimonio a favor de la lógica de la víctima no resentida lo encontramos en el siguiente argumento de la película “La Misión”, cuando el personaje de Robert de Niro, Rodrigo Mendoza, decide tomar las armas para defender a los guaraníes de la Misión, de la invasión armada portuguesa:
- Rodrigo Mendoza: “Padre, vengo a que me bendiga”
- P. Gabriel: “No. Si obra bien, Dios le bendecirá. Si obra mal, mi bendición no le servirá de nada. Si la fuerza es lo que vale, no hay lugar para el amor en el mundo. Puede que sí, que así sea. Pero yo no tengo ánimo de vivir en un mundo así, Rodrigo. No puedo bendecirle.”

“Si la fuerza es lo que vale, no hay lugar para el amor en el mundo.” Esta lógica es la que hay que subvertir. No podemos permitir que la fuerza siga oprimiendo a la vida. Por ello, es necesario crear relaciones más justas, más fraternas, en las que el amor permita un trato más equitativo. Y eso debe comenzar por la propia casa. Al interior de la misma Iglesia necesitamos superar los “distanciamientos laicales-clericales”. Después de todo, también los Papas se iniciaron “laicos” en la comunidad… y si esto es cierto del obispo de Roma, ¿no lo es también de los demás obispos e incluso de presbíteros y diáconos?

Parece que, después de casi dos mil años de trayectoria cristiana, aún no hemos entendido que el más grande de la comunidad es el que se pone al servicio de los demás. Que “padre”, “señor” y “maestro” sólo lo es Dios en Jesucristo (Cfr. Mt 23,9), y que a Él, aún siendo de condición divina, no le preocupó “reducirse al estado laical”, antes bien, se asemejó en todo a nosotros, los “simples mortales”, menos en el pecado.

Los orígenes de la Tradición cristiana nos transmiten la petición de Jesucristo: “Hacer esto en memoria mía.” Y no sólo se refiere a la celebración litúrgica de la Eucaristía, sino a mantener vivo el talante subversivo de la Tradición cristiana. 

 ¿Estaremos preparados para seguir siendo sociedad de contraste, para Ser Alternativa de Vida que suscite motivos de Esperanza?  Porque tal misión sigue vigente… 
  Erick Fernando C.M.
 

lunes, 12 de julio de 2010

ToDo es PoLvO y ArEnA...

(Ecl /Qoh 1, 1-11)

1 Palabras de Cohélet, hijo de David,
rey en Jerusalén.
2 ¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -,
¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!
3 ¿Qué provecho saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?
4 Una generación va,
otra generación viene;
Pero la tierra para siempre permanece.
5 Sale el sol y el sol se pone;
Corre hacia su lugar y allí vuelve a salir.
6 Sopla hacia el sur el viento
y gira hacia el norte;
Gira que te gira, sigue el viento
y vuelve el viento a girar.
7 Todos los ríos van al mar
y el mar nunca se llena;
Al lugar donde los ríos van,
allá vuelven a fluir.
8 Todas las cosas dan fastidio.
Nadie puede decir que no se cansa
el ojo de ver ni el oído de oír.
9 Lo que fue, eso será;
lo que se hizo, eso se hará.
Nada nuevo hay bajo el sol.
10 Si algo hay de que se diga:
«Mira, eso sí que es nuevo»,
aun eso ya sucedía
en los siglos que nos precedieron.
11 No hay recuerdo de los antiguos,
como tampoco de los venideros
quedará memoria
en los que después vendrán.


HISTORICIDAD DEL TEXTO:

Los judíos pretendían que el autor era Salomón, el hijo del rey David, sin embargo, es difícil que haya sido Salomón, porque el texto refleja una época muy cercana a nuestra era cristiana. Por otra parte, el apelativo qohelet no designa un nombre personal sino un oficio, en este caso quien escribe se esconde en su ministerio.

El autor es un sabio de Israel (cfr. 12,9-14) que ha visto en la vida cotidiana la caducidad del hombre y los bienes, su reflexión invita a buscar ante todo la felicidad pues ello es un don de Dios (3,11), por eso Qohelet no es un ateo ni un gnóstico ni mucho menos un teólogo, es un hombre que ha sabido vivir ante la vida con dolores y alegrías como debe ser, invitándonos a no perder el bello horizonte de la existencia, cayendo en excesos de bienes, riquezas, cultos y liturgias.

Se trata de la Jerusalén del s. III a.C., período bastante desconocido de la historia de Israel bajo el poder de los Ptolomeos, en un ambiente rico y próspero. Las condiciones históricas y los problemas sociales, las influencias filosóficas provenientes del ambiente helénico han contribuido en el pensamiento del autor del libro. Por otra parte, pareciera que la obra haya nacido en un ambiente de confrontación con la filosofía griega, basta ver (1,1-7) cuando critica al pensamiento griego de los presocráticos con su origen del ser en el aire, el agua y el fuego; su vocabulario refleja un ambiente donde muchos judíos se han pasado al ambiente griego olvidándose de lo más bello: la vida, la felicidad y la Ley de Dios como se añadirá al final de la obra (12,9-14)


LO QUE DICEN LOS COMENTARISTAS:

DORÉ Daniel : El texto está construido sobre el movimiento cíclico tanto del cosmos como de la vida de los hombres. En los vv. 4a y 11, la sucesión de las generaciones y de los tiempos no se diferencia del movimiento cíclico de la naturaleza. En los vv. 4b y 9-10: la historia, repetitiva según la concepción de Qohélet, es parecida al cosmos con sus leyes inmutables. No se registra ningún proceso sustancial o decisivo. En los vv. 5-7, como en el v. 8: los movimientos circulares y perpetuos del sol, del viento y de los ríos traducen la misma insatisfacción que los movimientos del hombre en sus tres funciones vitales: la palabra, la vista, el oído. Con los vv. 9-11 Qohélet ofrece un contrapunto al profetismo; se sitúa en el punto de vista del hombre y no en el del Señor: contempla el mismo espectáculo en la creación y en su propia vida. Cada generación vive su propia experiencia de la vida y cada generación tiene que rehacer para sí misma el ciclo completo de la vida humana “bajo el sol”, en la felicidad o en la desgracia, en el amor o en el odio (9,5-6), en la soledad o en la compañía de los demás (4,9-12), en la justicia o en la injusticia (7,15-22), en la sabiduría o en la necedad, en la riqueza o en la pobreza (5,9-14), en la juventud o en la vejez (11,7-12,8). El mismo Qohélet, ¿qué ha dejado?

PEREZ RODRIGUEZ, Gabriel : La idea central parece ser la siguiente: las generaciones humanas pasan, mientras que la tierra permanece y los elementos de la naturaleza perseveran en un círculo monótono que los hace volver, recorrido su camino al punto de partida para volver a recorrer aquél; y esto de una manera indefinida, de modo que en realidad no hay nada nuevo bajo el sol. Cierto que las generaciones se suceden unas a otras; pero los hombres, que son los que viven y buscan ansiosamente la felicidad, duran un día y mueren para no volver. No pueden, por lo mismo, contemplar más que el presente; ignoran el pasado y el porvenir, que no pueden en consecuencia, ordenar a du propio gusto en orden a conseguir la felicidad.

A la pregunta con que comienza la perícopa: ¿Qué provecho obtiene el hombre por cuanto se afana debajo del sol?, da todo el libro la respuesta negativa que ella deja ya entrever. No quiere decir el autor que todo esfuerzo del hombre sea completamente inútil. Expresiones como esta han de ser tomadas con cierta reserva, dado que él mismo, razonando después, se encarga de mitigarlas. Por lo demás, advirtamos ya desde el principio, con Girotti, que, si Dios daba al Eclesiastés, y con él a los hombres de su tiempo, la sensación intensa de la vanidad del mundo presente, era sólo para despertar en ellos el anhelo por otro más estable y duradero, y se le invitaba a reflexionar sobre la incapacidad de las cosas de la tierra para proporcionar la verdadera felicidad que el corazón humano ansía, era para irlos preparando a la revelación de los bienes ultraterrenos en que aquella se encuentra.

MENCHÉN CARRASCO, Joaquín : Qohélet plantea la pregunta por el sentido de la existencia: ¿hay alguna recompensa o beneficio proporcional a los esfuerzos, sudores y sufrimientos del hombre? La respuesta a esta pregunta “retórica” está claramente anticipada en Ecl 1,2, puesto que todo es vanidad.

Qohélet cuestiona los cimientos más sólidos del quehacer sapiencial en sus dos dimensiones: la naturaleza no aporta conocimientos válidos, porque sus movimientos son fijos e inmutables; pero la historia humana tampoco hace progresar a la sabiduría, por la ausencia de novedad y la contingencia del olvido. Se trata en última instancia, de la negación de la historia, del recuerdo y de la esperanza. Pero se trata también de una primera “moción de censura” a las pretensiones casi absolutas y excesivamente optimistas de la misma sabiduría.

G. WRIGTH, Adisson : Tras el título (v. 1) y una declaración del aspecto negativo del pensamiento del libro (v. 2), Qohélet plantea en el v. 3 una pregunta (¿qué se saca de tanto afán?) que proporciona el contexto en el que se han de leer los vv. 4-11. Sigue a continuación un poema sobre la sucesión sin fin de los acontecimientos (vv. 4-6) y sobre la falta de avance en la naturaleza y en la actividad humana (vv. 7-8). La conclusión en prosa (¿o poética?) declara que no hay nada nuevo y que, si algo parece nuevo, es porque no se recuerda su aparición anterior; y el mismo olvido encontrará cuando se produzca en el futuro (vv. 9-11). Así, nada se saca del afán porque nada se gana, ni avance, ni novedad, ni recuerdo.


BREVE HOMILÍA SOBRE EL TEXTO

La presencia de Qohelet en el canon da validez en cada época a las valoraciones críticas hacia la teología, la sabiduría convencional y la piedad y le da validez no como una actividad opcional, sino como algo constantemente necesario para mantener sincera la religión, y en contacto con la realidad. La insistencia del libro en el disfrute es una voz importante que ha de escuchar todo aquél que sitúe el mensaje de la religión bíblica más en el ascetismo que en el amor y la inquietud social y tenga la impresión de que la religión bíblica de alguna manera se opone al disfrute. La valoración negativa hecha por Qohélet del adicto al trabajo debiera ser una provocación constructiva para quienes creen que esa actitud tiene un valor o es sinónimo de entrega religiosa. Finalmente, de ninguna manera se puede decir que Qohélet haya tenido una estrecha relación personal con Dios. No es infrecuente que la retórica de la comunidad creyente dé la impresión de que todos los fieles han experimentado ya tal relación y que de alguna manera están fallando si no es así. Está claro que un número incontable de personas devotas viajan, como Qohélet, a oscuras y pueden encontrar un puesto digno en la comunidad creyente por que Qohélet fue considerado merecedor de ocupar un lugar entre los escritos bíblicos. Sin duda este libro requiere el complemento de otras voces de la Escritura, pero su voz es de considerable importancia.


jueves, 27 de mayo de 2010

De La ACciÓn PaStORaL CoMo TeOLoGíA PrÁcTiCa Y aPLiCadA


1. HACIA UNA PASTORAL REINOCÉNTRICA

“El Espíritu del Señor está sobre mí, 
porque me ha ungido. 
Me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres, 
a anunciar la liberación a los cautivos 
y la vista a los ciegos, 
a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4 18-19)

Teniendo como punto referencial el pasaje de la sinagoga de Nazaret, donde Jesús ofrece el itinerario de su actividad evangelizadora, y recordando que la Iglesia es por naturaleza continuadora de la misión de Jesucristo, podemos ver con claridad cuál es el proyecto pastoral que los seguidores de Jesucristo buscan llevar a la práctica: anunciar Buenas Noticias a los pobres (por situación económica, de humillación o de opresión); devolver la vista a los ciegos (a los que no pueden ver más allá de su situación de indigencia, a los que les impiden ver nuevas alternativas o distintos horizontes de realización); ayudar a recuperar la salud a los enfermos (por cuanto que la enfermedad les ha segregado de la comunidad); anunciar y colaborar en la gestación de la libertad para los cautivos y oprimidos; y finalmente, proclamar el tiempo de gracia del Señor que, implica perdón, reconciliación y liberación. Todo esto como signos de que el Reino de Dios busca hacerse presente y patente en la vida diaria y cotidiana de todo ser humano en vías a la fraternidad y la igualdad.

Desde esta perspectiva se hace fundamental plantear una pastoral basada en seis dimensiones:
1)                 Teocéntrica: El primer presupuesto para cualquier acción pastoral es el de examinar el puesto que ocupa Dios en ella.
2)                 Cristocéntrica: Cualquier acción pastoral no sólo debe ahondar sus raíces en la Encarnación, sino que debe tener presentes las exigencias cristológicas del acto pascual del Señor.
3)                 Neumatológica: La acción pascual del Señor nos es comunicada por el Espíritu Santo. El pueblo de Dios y el Espíritu son los dos agentes de la obra de Cristo en la historia.
4)                 Reinocéntrica: Exige que la Iglesia no se desinterese de la historia humana dentro de la cual se desarrolla el proyecto del Reino de Dios.
5)                 Eclesiológica: Presupone un análisis teológico de la situación actual de la Iglesia y la involucración en la animación de la comunidad de creyentes y seguidores de Jesucristo evangelizador de los pobres.

A partir de esta delimitación, una pregunta pertinente es ¿cómo hacer para que esa pastoral sea realmente efectiva?

2. MÉTODO TEOLÓGICO PASTORAL
Es aquí donde se hace necesaria la conjunción de la acción pastoral con la reflexión teológica. La acción pastoral, por su parte, es la totalidad de acciones que los cristianos realizan al servicio del Reino fundada en la praxis de Jesús. Y la reflexión teológica, a su vez, consiste en el análisis crítico y reflexivo de la experiencia de Dios con la finalidad de actualizar el mensaje de salvación a través de signos acordes al momento histórico en que se está viviendo. Teniendo esto como referencia, los obispos de Latinoamérica, introducen en la CELAM de Medellín un modo muy particular de trabajar en tres momentos: a) la mediación socio-analítica; b) la mediación hermenéutica; c) la mediación práxica; o también llamados: a) ver analíticamente; b) juzgar teológicamente; c) actuar pastoralmente.

Ahora conviene esbozar, ¿Cómo lograr que la acción pastoral, reflexionada teológicamente, consiga resultados integrales y no sólo aislados?

3. PROYECCIÓN DE LA PASTORAL
Como puede verse la acción pastoral requiere no sólo de la mediación teológica, sino también de un enriquecimiento interdisciplinario. Fue así como la sociología ayudo a descubrir que una acción pastoral debe ser integral y por tanto requiere de las siguientes características: Conjunción de acciones entre todos los cristianos (laicos, diáconos, presbíteros, obispos), Participación y Corresponsabilidad entre las diversas instituciones y comunidades eclesiales, Democracia en la planeación y toma de decisiones, y Autocrítica para valorar el trabajo realizado y el modo en que fue realizado.

Tales características han de desencadenar un proceso evangelizador mediante el diseño de un programa operativo con objetivos delimitados: Sensibilizar y Concientizar como modo privilegiado para Evangelizar; Educar en la fe para Optar por el pobre; Formar comunidades y grupos que sean autosustentables en el proceso de profundización cristiana, y finalmente, Celebrar vivamente la existencia, el trabajo, la comunidad, en fin la presencia de Dios entre nosotros.

Lo anterior debe llevarnos a la cuestión: ¿Cómo tales criterios han de llevarnos a buscar dar cumplimiento a la voluntad del Padre, a la manera de Jesucristo, bajo el impulso del Espíritu Santo?

3. LA TRIPLE DIMENSIÓN DE LA PASTORAL
Nuestros esfuerzos pastorales necesitan partir de situaciones reales y concretas, tratar de responder a las necesidades actuales de las personas que tratan de vivir su vida de fe, no sólo en el contexto religioso-sacramental, sino desde todos los ámbitos en que la vida le cuestiona ¿dónde está tu Dios?; por ello una reflexión teológica-interdisciplinar pastoral ha de llevarnos a planear una pastoral de conjunto que tome en cuenta lo que todo cristiano está en posibilidad de realizar en favor del Reino de Dios, mediante la triple vivencia de: la diakonía social, la palabra profética y una liturgia encarnada..

1)                 Comunión con lo social: que implica el descubrimiento, valoración y aceptación de las líneas de fuerza del mundo contemporáneo de frente a los más necesitados, y en este talante, la asunción, defensa y promoción de quienes viven marginados.
2)                 Prioridad profética: ubicando la importancia de la Palabra humano-divina que conforta, confronta y afronta las realidades cotidianas de las personas y se propone como forma plenaria de comunicación entres los hombres, y de estos con Dios.
3)                 Vivencia encarnada de la liturgia: de tal modo que, todos los actos de la vida del cristiano, individual y comunitariamente, constituyan una acción de gracias festiva y alegre que sea alternativa de vida para dar motivos de fe, esperanza y caridad.

Si como vemos, la pastoral no se vive solo desde el templo, entonces,
¿Cuáles son algunos de los lugares 
a los que Dios me está invitando a ir
 a anunciar la Alegre Noticia del Reino de Dios?

4. LOS LUGARES CONCRETOS PARA LA PASTORAL

El proyecto del Reino de Dios busca su concretización en algunas de las pastorales específicas que el pueblo de Dios organiza, vive, y promueve:
*      Juvenil: para los que apenas van llegando, que simbolizan energía, fuerza física, emociones fuertes, autenticidad, espíritu de aventura, espíritu de libertad y coraje para cuestionar …
*      Urbana: para los que viven en lo atípico de la existencia, lugar propio de nuevas culturas que se están gestando e imponiendo con un nuevo lenguaje y una nueva simbología …
*      Rural: para los de las periferias que, buscan una vivencia más cercana, en fraternidad, justicia y paz favoreciendo el reconocimiento de sus derechos…
*      Sanitaria: para quienes sufren por la enfermedad, como finalidad para lograr la armonía física, psíquica, social y espiritual para el cumplimiento de la misión recibida …
*      Penitenciaria: para quienes necesitan recobrar su dignidad brindarles los medios para que las cárceles sean centros de readaptación, donde se les ofrezca formación académica, se le enseñen manualidades, entre otras, en donde las personas logren su libertad, se integren y sean útiles a la sociedad, que la mayoría de las veces las rechaza y en pocas los readapta…
*      Familiar: para el órgano nuclear de la sociedad, prioridad por los atentados contra la vida y la institución familiar que hoy se están viviendo y que esperan una urgente respuesta por parte de todos, las familias cristianas y pastores, la sociedad y las instituciones públicas…
*      3ª edad: para quienes van de salida en la vida, pero cuya dignidad y necesidades requieren ser atendidas y valoradas…
*      Migrantes: para los que no son de aquí ni de allá, por causa de las desigualdades políticas, económicas y sociales…
*      Y todas las demás que según las necesidades vayan surgiendo…

5. EN CONCLUSIÓN

La teología práctica debe llevarnos a asumir que el proyecto del Reino de Dios requiere la involucración de la Iglesia total, es decir de todo el pueblo de Dios: profetas, reyes y sacerdotes, unos comunes y los otros ordenados; unos con unos carismas y otros con otros carismas; unos con unos servicios y otros con otros servicios. Pero todos buscando dar cumplimiento a la voluntad del Padre, a la manera de Jesucristo, bajo el impulso del Espíritu Santo.

viernes, 26 de febrero de 2010

SEGUIMIENTO DE JESÚS-CRISTO: Lo ÚnIcO QuE NoS HaCe CRISTIANOS

A propósito del tiempo de la CUaReSmA...

(El siguiente es un Fragmento de:
PAGOLA, J. A., «Epílogo» en Id., Jesús, Aproximación histórica,
Madrid, PPC, 2008, p. 463-470.)

CREER EN EL DIOS DE LA VIDA

En estos tiempos de profunda crisis religiosa no basta creer en cualquier Dios; necesitamos discernir cuál es el verdadero. No es suficiente afirmar que Jesús es Dios; es decisivo saber qué Dios se encarna y se revela en Jesús. Me parece muy importante reivindicar hoy, dentro de la Iglesia y en la sociedad contemporánea, el auténtico Dios de Jesús, sin confundirlo con cualquier «dios» elaborado por nosotros desde miedos, ambiciones y fantasmas que tienen poco que ver con la experiencia de Dios que vivió y comunicó Jesús. ¿No ha llegado la hora de promover esa tarea apasionante de «aprender», a partir de Jesús, quién es Dios, cómo es, cómo nos siente, cómo nos busca, qué quiere para los humanos?

Qué alegría se despertaría en muchos si pudieran intuir en Jesús los rasgos del verdadero Dios. Cómo se encendería su fe si captaran con ojos nuevos el rostro de Dios encarnado en Jesús. Si Dios existe, se parece a Jesús. Su manera de ser, sus palabras, sus gestos y reacciones son detalles de la revelación de Dios. En más de una ocasión, al estudiar cómo era Jesús, me he sorprendido a mí mismo con este pensamiento: así se preocupa Dios de las personas, así mira a los que sufren, así busca a los perdidos, así bendice a los pequeños, así acoge, así comprende, así perdona, así ama.

Me resulta difícil imaginar otro camino más seguro para acercarnos a ese misterio que llamamos Dios. Se me ha grabado muy dentro cómo le vive Jesús. Se ve enseguida que, para él, Dios no es un concepto, sino una presencia amistosa y cercana que hace vivir y amar la vida de manera diferente. Jesús le vive como el mejor amigo del ser humano: el «Amigo de la vida». No es alguien extraño que, desde lejos, controla el mundo y presiona nuestras pobres vidas; es el Amigo que, desde dentro, comparte nuestra existencia y se convierte en la luz más clara y la fuerza más segura para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.

Lo que más le interesa a Dios no es la religión, sino un mundo más humano y amable. Lo que busca es una vida más digna, sana y dichosa para todos, empezando por los últimos. Lo dijo Jesús de muchas maneras: una religión que va contra la vida, o es falsa, o ha sido entendida de manera errónea. Lo que hace feliz a Dios es vernos felices, desde ahora y para siempre. Esta es la Buena Noticia que se nos revela en Jesucristo: Dios se nos da a sí mismo como lo que es: Amor.

VIVIR PARA EL REINO DE DIOS

Una pregunta brota en quien busca sintonizar con Jesús: ¿qué es para él lo más importante, el centro de su vida, la causa a la que se dedicó por entero, su preferencia absoluta? La respuesta no ofrece duda alguna: Jesús vive para el reino de Dios. Es su verdadera pasión. Por esa causa se desvive y lucha; por esa causa es perseguido y ejecutado. Para Jesús, «solo el reino de Dios es absoluto; todo lo demás es relativo».

Lo central en su vida no es Dios simplemente, sino Dios con su proyecto sobre la historia humana. No habla de Dios sin más, sino de Dios y su reino de paz, compasión y justicia. No llama a la gente a hacer penitencia ante Dios, sino a «entrar» en su reino. No invita, sin más, a buscar a Dios, sino a «buscar el reino de Dios y su justicia». Cuando pone en marcha un movimiento de seguidores que prolonguen su misión, no los envía a organizar una nueva religión, sino a anunciar y promover el reino de Dios.


¿Cómo sería la vida si todos nos pareciéramos un poco más a Dios? Este es el gran anhelo de Jesús: construir la vida tal como la quiere Dios. Habrá que hacer muchas cosas, pero hay tareas que Jesús subraya de manera preferente: introducir en el mundo la compasión de Dios; poner a la humanidad mirando hacia los últimos; construir un mundo más justo, empezando por los más olvidados; sembrar gestos de bondad para aliviar el sufrimiento; enseñar a vivir confiando en Dios Padre, que quiere una vida feliz para sus hijos e hijas.

Desgraciadamente, el reino de Dios es a veces una realidad olvidada por no pocos cristianos. Muchos no han oído hablar de ese proyecto de Dios; no saben que es la única tarea de la Iglesia y de los cristianos. Ignoran que, para mirar la vida con los ojos de Jesús, hay que mirarla desde la perspectiva del reino de Dios; para vivir como él hay que vivir con su pasión por el reino de Dios.

¿Qué puede haber en estos momentos, para los seguidores de Jesús, más importante que comprometernos en una conversión real del cristianismo al reino de Dios? Ese proyecto de Dios es nuestro objetivo primero. Desde él se nos revela la fe cristiana en su verdad última: amar a Dios es tener hambre y sed de justicia como él; seguir a Jesús es vivir para el reino de Dios como él; pertenecer a la Iglesia es comprometerse por un mundo más justo.


... Y TÚ CRISTIANO,
¿A QUÉ TE DEDICAS?

jueves, 17 de diciembre de 2009

pues NAVIDad es Amor y caridaD…


¡Navidad! Pero, ¿qué Navidad?
No es el tiempo que llega o que celebramos cada mes de diciembre.


Todos los días son Navidad:
Es Navidad todas las veces que secamos las lágrimas
en los ojos de un niño;
Es Navidad todas las veces que dejamos las armas,
todas las veces que nos entendemos
y llegamos a un acuerdo;
Es Navidad sobre la tierra cada que paramos una guerra
y abrimos nuestras manos;
Es Navidad cada que obligamos a la miseria a alejarse;
Es Navidad sobre la tierra cada día.
Pues Navidad, hermano mío, es Amor y Caridad.


Es Navidad cuando nuestros corazones,
olvidando las ofensas,
son verdaderamente fraternales,
Es Navidad cuando en fin amanece la esperanza
de un amor más real,
Es Navidad cuando de repente se callan las mentiras
dejando lugar a la verdad y a la felicidad
Y cuando, en el fondo de nuestras vidas,
el sufrimiento que nos abruma encuentra alivio y dulzura.
Es Navidad sobre la tierra cada día.
Pues Navidad, hermano mío, es Amor y Caridad.


Es Navidad en los ojos del amigo y del hermano que visitamos en el hospital,
Es Navidad en el corazón de todos aquellos que
invitamos y con quienes compartimos
la felicidad normal,
Es Navidad en las manos de aquel que
comparte con nosotros hoy nuestro pan;
Es Navidad cuando el hambriento
olvida todos los ultrajes
y ya no siente y/o padece hambre.
Es Navidad sobre la tierra cada día.
Pues Navidad, hermano mío, es Amor y Caridad.


Con estas palabritas, mi intención ha sido de invitarles, hermanos, a reconocer que Dios se ha encarnado para que el hombre pueda contemplar su rostro. Una perfecta Navidad y por ende una perfecta oración, será buscar continuamente esta presencia de Cristo y reconocerla en cada rostro humano. Cada rostro humano es icono de Cristo.

Con los pastores, con todos los magos, el universo entero hacia Él,
se compromete a ver el rostro de nuestro Salvador.
¿Y tú?

Felicidades,
Feliz Navidad a cada uno y que Dios los bendiga.

NUESTRO ESCRITOR:
(misionero xaveriano,
originario de la República Democrática del Congo)


Mbula Niyitegeka Gilbert sx.




domingo, 29 de noviembre de 2009

Y tú... ¿Qué ESPERAS?


He aquí algo para comenzar a vivir el tiempo que los cristianos católicos llamamos "Adviento", es decir el "Tiempo de la esperanza"...

(da click en el ícono para escuchar el archivo de audio)

Nota: Predicación en la Celebración Eucarística Dominical de 12:00 hrs, del día 29nov2009, en la Capilla de la Divina Providencia, en la Col. Ampliación La Perla, Nezahualcoyotl, Estado de México, México.

¡Gracias, Ju, por el aporte!

Erick Fernado