lunes, 12 de julio de 2010

ToDo es PoLvO y ArEnA...

(Ecl /Qoh 1, 1-11)

1 Palabras de Cohélet, hijo de David,
rey en Jerusalén.
2 ¡Vanidad de vanidades! - dice Cohélet -,
¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!
3 ¿Qué provecho saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?
4 Una generación va,
otra generación viene;
Pero la tierra para siempre permanece.
5 Sale el sol y el sol se pone;
Corre hacia su lugar y allí vuelve a salir.
6 Sopla hacia el sur el viento
y gira hacia el norte;
Gira que te gira, sigue el viento
y vuelve el viento a girar.
7 Todos los ríos van al mar
y el mar nunca se llena;
Al lugar donde los ríos van,
allá vuelven a fluir.
8 Todas las cosas dan fastidio.
Nadie puede decir que no se cansa
el ojo de ver ni el oído de oír.
9 Lo que fue, eso será;
lo que se hizo, eso se hará.
Nada nuevo hay bajo el sol.
10 Si algo hay de que se diga:
«Mira, eso sí que es nuevo»,
aun eso ya sucedía
en los siglos que nos precedieron.
11 No hay recuerdo de los antiguos,
como tampoco de los venideros
quedará memoria
en los que después vendrán.


HISTORICIDAD DEL TEXTO:

Los judíos pretendían que el autor era Salomón, el hijo del rey David, sin embargo, es difícil que haya sido Salomón, porque el texto refleja una época muy cercana a nuestra era cristiana. Por otra parte, el apelativo qohelet no designa un nombre personal sino un oficio, en este caso quien escribe se esconde en su ministerio.

El autor es un sabio de Israel (cfr. 12,9-14) que ha visto en la vida cotidiana la caducidad del hombre y los bienes, su reflexión invita a buscar ante todo la felicidad pues ello es un don de Dios (3,11), por eso Qohelet no es un ateo ni un gnóstico ni mucho menos un teólogo, es un hombre que ha sabido vivir ante la vida con dolores y alegrías como debe ser, invitándonos a no perder el bello horizonte de la existencia, cayendo en excesos de bienes, riquezas, cultos y liturgias.

Se trata de la Jerusalén del s. III a.C., período bastante desconocido de la historia de Israel bajo el poder de los Ptolomeos, en un ambiente rico y próspero. Las condiciones históricas y los problemas sociales, las influencias filosóficas provenientes del ambiente helénico han contribuido en el pensamiento del autor del libro. Por otra parte, pareciera que la obra haya nacido en un ambiente de confrontación con la filosofía griega, basta ver (1,1-7) cuando critica al pensamiento griego de los presocráticos con su origen del ser en el aire, el agua y el fuego; su vocabulario refleja un ambiente donde muchos judíos se han pasado al ambiente griego olvidándose de lo más bello: la vida, la felicidad y la Ley de Dios como se añadirá al final de la obra (12,9-14)


LO QUE DICEN LOS COMENTARISTAS:

DORÉ Daniel : El texto está construido sobre el movimiento cíclico tanto del cosmos como de la vida de los hombres. En los vv. 4a y 11, la sucesión de las generaciones y de los tiempos no se diferencia del movimiento cíclico de la naturaleza. En los vv. 4b y 9-10: la historia, repetitiva según la concepción de Qohélet, es parecida al cosmos con sus leyes inmutables. No se registra ningún proceso sustancial o decisivo. En los vv. 5-7, como en el v. 8: los movimientos circulares y perpetuos del sol, del viento y de los ríos traducen la misma insatisfacción que los movimientos del hombre en sus tres funciones vitales: la palabra, la vista, el oído. Con los vv. 9-11 Qohélet ofrece un contrapunto al profetismo; se sitúa en el punto de vista del hombre y no en el del Señor: contempla el mismo espectáculo en la creación y en su propia vida. Cada generación vive su propia experiencia de la vida y cada generación tiene que rehacer para sí misma el ciclo completo de la vida humana “bajo el sol”, en la felicidad o en la desgracia, en el amor o en el odio (9,5-6), en la soledad o en la compañía de los demás (4,9-12), en la justicia o en la injusticia (7,15-22), en la sabiduría o en la necedad, en la riqueza o en la pobreza (5,9-14), en la juventud o en la vejez (11,7-12,8). El mismo Qohélet, ¿qué ha dejado?

PEREZ RODRIGUEZ, Gabriel : La idea central parece ser la siguiente: las generaciones humanas pasan, mientras que la tierra permanece y los elementos de la naturaleza perseveran en un círculo monótono que los hace volver, recorrido su camino al punto de partida para volver a recorrer aquél; y esto de una manera indefinida, de modo que en realidad no hay nada nuevo bajo el sol. Cierto que las generaciones se suceden unas a otras; pero los hombres, que son los que viven y buscan ansiosamente la felicidad, duran un día y mueren para no volver. No pueden, por lo mismo, contemplar más que el presente; ignoran el pasado y el porvenir, que no pueden en consecuencia, ordenar a du propio gusto en orden a conseguir la felicidad.

A la pregunta con que comienza la perícopa: ¿Qué provecho obtiene el hombre por cuanto se afana debajo del sol?, da todo el libro la respuesta negativa que ella deja ya entrever. No quiere decir el autor que todo esfuerzo del hombre sea completamente inútil. Expresiones como esta han de ser tomadas con cierta reserva, dado que él mismo, razonando después, se encarga de mitigarlas. Por lo demás, advirtamos ya desde el principio, con Girotti, que, si Dios daba al Eclesiastés, y con él a los hombres de su tiempo, la sensación intensa de la vanidad del mundo presente, era sólo para despertar en ellos el anhelo por otro más estable y duradero, y se le invitaba a reflexionar sobre la incapacidad de las cosas de la tierra para proporcionar la verdadera felicidad que el corazón humano ansía, era para irlos preparando a la revelación de los bienes ultraterrenos en que aquella se encuentra.

MENCHÉN CARRASCO, Joaquín : Qohélet plantea la pregunta por el sentido de la existencia: ¿hay alguna recompensa o beneficio proporcional a los esfuerzos, sudores y sufrimientos del hombre? La respuesta a esta pregunta “retórica” está claramente anticipada en Ecl 1,2, puesto que todo es vanidad.

Qohélet cuestiona los cimientos más sólidos del quehacer sapiencial en sus dos dimensiones: la naturaleza no aporta conocimientos válidos, porque sus movimientos son fijos e inmutables; pero la historia humana tampoco hace progresar a la sabiduría, por la ausencia de novedad y la contingencia del olvido. Se trata en última instancia, de la negación de la historia, del recuerdo y de la esperanza. Pero se trata también de una primera “moción de censura” a las pretensiones casi absolutas y excesivamente optimistas de la misma sabiduría.

G. WRIGTH, Adisson : Tras el título (v. 1) y una declaración del aspecto negativo del pensamiento del libro (v. 2), Qohélet plantea en el v. 3 una pregunta (¿qué se saca de tanto afán?) que proporciona el contexto en el que se han de leer los vv. 4-11. Sigue a continuación un poema sobre la sucesión sin fin de los acontecimientos (vv. 4-6) y sobre la falta de avance en la naturaleza y en la actividad humana (vv. 7-8). La conclusión en prosa (¿o poética?) declara que no hay nada nuevo y que, si algo parece nuevo, es porque no se recuerda su aparición anterior; y el mismo olvido encontrará cuando se produzca en el futuro (vv. 9-11). Así, nada se saca del afán porque nada se gana, ni avance, ni novedad, ni recuerdo.


BREVE HOMILÍA SOBRE EL TEXTO

La presencia de Qohelet en el canon da validez en cada época a las valoraciones críticas hacia la teología, la sabiduría convencional y la piedad y le da validez no como una actividad opcional, sino como algo constantemente necesario para mantener sincera la religión, y en contacto con la realidad. La insistencia del libro en el disfrute es una voz importante que ha de escuchar todo aquél que sitúe el mensaje de la religión bíblica más en el ascetismo que en el amor y la inquietud social y tenga la impresión de que la religión bíblica de alguna manera se opone al disfrute. La valoración negativa hecha por Qohélet del adicto al trabajo debiera ser una provocación constructiva para quienes creen que esa actitud tiene un valor o es sinónimo de entrega religiosa. Finalmente, de ninguna manera se puede decir que Qohélet haya tenido una estrecha relación personal con Dios. No es infrecuente que la retórica de la comunidad creyente dé la impresión de que todos los fieles han experimentado ya tal relación y que de alguna manera están fallando si no es así. Está claro que un número incontable de personas devotas viajan, como Qohélet, a oscuras y pueden encontrar un puesto digno en la comunidad creyente por que Qohélet fue considerado merecedor de ocupar un lugar entre los escritos bíblicos. Sin duda este libro requiere el complemento de otras voces de la Escritura, pero su voz es de considerable importancia.